Perseverancia para ser padre y docente a la vez: la historia de Fausto Rayo

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Humildad, inteligencia, amante al deporte, buen padre y un buen maestro son algunas de las características que se reflejan al conocer profundamente la vida del maestro Fausto Isabel Rayo Montoya, siendo un ejemplo de lucha y perseverancia para alcanzar grandes objetivos en la vida, sin dejar atrás los ideales inculcados por sus padres.

Nació el 02 de octubre de 1968 en la comunidad de Campo 1 en el municipio de Siuna, hijo del señor Mateo Isabel Rayo Gómez y la señora Amelia Josefa Montoya Sevilla quienes por medio del trabajo duro en el campo le enseñaron la responsabilidad, el amor a sus semejantes y el afecto sincero hacia la familia, es el segundo de seis hijos del matrimonio Rayo Montoya.

A sus 53 años de vida, recuerda como su infancia fue indudablemente la etapa más significativa en su caminar, aprendió a colaborar en los quehaceres del hogar, desde cargar la leña para el fogón, ordeñar las vacas, moler maíz, esas eran parte de las tareas que debían realizar antes de ir a la escuela de primaria, además en temporada de vacaciones ayudaba a su padre a cortar café, “tenía alrededor de 10 manzanas de café”, contó.

 Caminar educativo

Rayo Montoya recordó como sus primeros 4 años de educación primaria los recibió en la Capilla católica de la comunidad Campo 1 porque no contaban con una escuela, mientras que 5to y 6to grado, a los 12 estudiantes se los impartieron en la casa de sus padres, porque la prestaron para que pudieran culminar con sus estudios iniciales, “en ese caso la profesora Alejandra Centeno fue mi maestra durante esos dos años”, dijo.

Fausto manifestó que entre sus bonitos recuerdos de la primaria está como a lado de su hermana Ivania dedicaban horas enteras en estudiar, “a nosotros no nos tenían que andar diciendo estudien, hagan tareas, siempre éramos bien dedicados, las maestras siempre nos premiaban porque sacábamos buenas notas”, detalló.

A los 11 años de edad, ingresó al Instituto de secundaria Juan Francisco Onsang, en la ciudad de Siuna, desde ese momento comenzaron las dificultades, porque viviendo en una comunidad le tocaba en conjunto con su hermana mayor caminar varios kilómetros para poder llegar a tiempo a las clases, “teníamos que salir a las 05:30 de allá de Campo 1 para venir aquí (ciudad), a las 7 de la mañana y siempre éramos los primeros que llegábamos al instituto, viajamos 3 años, después mi papá vendió la finca”, relató.

En 1982 en temporada de guerra en Nicaragua, su padre decidió vender la finca porque algunos militares contra gobierno lo buscaban para asesinarlo, así que don Mateo Isabel prefirió proteger a su familia y vendió la finca, desde ese entonces, se radicaron en la ciudad de Siuna.

En el Juan Francisco Onsang estudió hasta 4to año de la secundaria, posteriormente viajó hasta Granada donde en tres años sacó el Técnico Medio en Química Industrial, y en Masaya estudió un año más donde le otorgaron el título de bachiller, “estuve 8 años en secundaria”, dijo con una sonrisa el maestro.

Posteriormente, estudió el Técnico Medio en Contabilidad en la Escuela de Comercio Independiente en Managua, luego se trasladó nuevamente a Siuna, donde en la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN) recinto Las Minas estudió la Licenciatura en Administración de Empresas, años después, con la misma universidad tuvo la oportunidad de estudiar una maestría en Administración Pública y  Desarrollo Local.

Oportunidades laborales desde su juventud, pasión por los números

Desde los 22 años de edad, tuvo su primer empleo en el Banco Nacional de Desarrollo, donde se desempeñaba en el cargo de servicios bancarios, aunque por problemas de mala administración cerraron el banco y quedó desempleado, oportunidad que aprovechó para prepararse profesionalmente, y ahí fue donde decidió estudiar el técnico en Contabilidad.

Al regresar de Managua con mejor preparación, le dieron empleo en CARUNA donde por 6 años se desempeñó en varios cargos, “desde cajero, contador, administrador de créditos, supervisor de agencias”, recordó.

Luego estuvo como contador administrativo en Agencia financiera Fundeser, donde laboró por dos años, también dijo que trabajó en una cooperativa llamada Coopacsi dirigida por el señor Eufracio Calderón donde también laboró dos años, “toda la vida me han perseguido los números, ahora tuve la suerte de entrar a este proyecto, que también es una cooperativa, donde tengo 17 años como Gerente en FONDEMUC”, explicó.

En el año 2008 por sus buenas calificaciones durante la licenciatura en Administración de Empresas, URACCAN le ofreció trabajo, donde se ha desempeñado como docente horario impartiendo las asignaturas “Administración bancaria, Principios de la economía y Contabilidad”, a todas las carreras del área educativa Ciencias Económicas, ahora actualmente atiende solo a la licenciatura en Contabilidad, pero les ha dado clases a Administradores de empresas, Informáticos administrativos y a veces a Desarrollo Local.

Una vida llena de amor

Fausto es padre de 4 seres humanos maravillosos, 1 varón y 3 mujeres, su primera relación fue con la porteña Marisol Argüello que a pesar de haber convivido muy poco tiempo lograron concebir a Fausto (jr) y a Neysi sus dos primeros hijos, “fue en el tiempo que anduve cumpliendo con el servicio militar que me encontré con esta chavala, estando en Puerto Cabezas estuvimos juntos como 2 años”, contó.

En el 2000, con el nuevo milenio, a Fausto le volvió a sonreír la vida, pues conoció a la persona que hasta hoy considera el amor de su vida, en sus relatos manifiesta que Luz Marina Loza Aguilar, “es una mujer hermosa, con una linda sonrisa y con un carisma agradable, quien después de haberle robado un beso, le robó la vida”, y ahora 22 años después han logrado formar una hermosa familia, y concebido en amor a dos preciosas niñas Luzmerry y Luzmar, quienes han sido como la base fundamental para adornar la familia que han hecho con el paso de los años.

Apasionado en el deporte (béisbol y softball)

Una de sus grandes pasiones ha sido ser fiel seguidor y fanático del béisbol, si algún día vas a cualquiera de los estadios que tiene Siuna, y observas las graderías, sin duda encontrarás a Fausto Rayo viendo jugar, sin importar que equipo sea el que esté jugando, él estará ahí, viendo como disfrutan del deporte rey de Nicaragua, o quizás sea Softball, pero no cabe duda que es uno de los más grandes fanáticos de este municipio.

“A mí me gustaba el béisbol desde que veía jugar a mi papá allá en Campo 1, incluso aquí jugaba softball con un equipo del Banco, entonces, a mí me gustaba eso, he sido tan fanático que desde chavalo me ponía anotar los juegos de la Costa Atlántica en aquellos tiempos del Pomares de los 80’s, anotaba cuantos bateaba cada jugador, (escuchando) en un radio viejo que tenía mi papá, me le pegaba, como antes las comunicaciones eran difíciles, siempre digo donde haya béisbol estoy yo”, manifestó con euforia Rayo Montoya.

Aunque lamenta que sus hijos no sean apasionados al deporte como en su caso, pero disfruta cada uno de los logros que tienen tanto en sus áreas laborales, como estudiantes o en el caso de Luzmerry que ha ganado varios trofeos y medallas siendo una buena jugadora de voleibol.

Consejos a la juventud, siendo padre y docente

Finalmente, el profesor Fausto hizo énfasis en que cada uno de sus espacios como docente invita a los jóvenes a que aprovechen el tiempo para hacer mejor las cosas, aconsejó a la juventud a obedecer a los padres y madres de familia, “ya que ellos les dan consejos por el bien de ustedes, les digo, todo esto que les vengo a enseñar es porque les va a servir en sus trabajos, aprovechen mi experiencia, porque lo que sé no solo es por los libros, sino por el andar de la vida”, expresó.

Considera que durante los años que le ha tocado ser padre, ha tratado de hacer las cosas que piensa que son las mejores para sus hijas e hijo, “he tratado de ser responsable, que a mis hijos no les falte nada, quizás no le dedico mucho tiempo por el trabajo, pero si al final es para darle lo mejor”, concluyó el maestro.

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