Artículo: Maldita sea la política

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 Por Heberto Jarquín

Los medios de comunicación opositores de Nicaragua están danzando en un pie porque la Organización Mundial de la Salud (OMS), suspendió la aprobación de la vacuna rusa Sputnik V, misma que es utilizada en el país para combatir la pandemia de Covid-19.

Los mismos medios tienen otro motivo para refocilarse: la negación de ingreso a los Estados Unidos de las personas que se hayan vacunado con la «Sputnik V».

Para nadie es un secreto que la OMS se rige por criterios políticos. Si lo hicieran por rigor científico ya habrían reprobado a «Moderna» y otras vacunas cuya falta de calidad ha sido demostrada.

Sin pretender defender la vacuna rusa cabe señalar que prestigiosos círculos científicos la han calificado como una de las más efectivas para inmunizar personas contra el Covid-19.

San Marino, un país minúsculo enclavado dentro de Italia, rechazó la negativa de la Unión Europea a la Sputnik V, la compró y usó para inmunizar a su población con resultados óptimos.

Queda clara la mezquindad de quienes satanizan un producto por proceder de un país al que le tienen fobia. Mientras que la OMS y la Unión Europea tienen intereses creados con monopolios farmacéuticos que fabrican vacunas y que evidentemente no desean competencia de su contraparte rusa. Además no quieren ver empañado el prestigio de la «ciencia occidental».

Si un medio de comunicación es profesional, ético, humanista y patriótico no debería caer en el juego de la geopolítica ni de los intereses de la mafia farmacéutica cuya razón de ser es el lucro y nada más.

Científicos mexicanos han certificado la calidad y confiabilidad de las vacunas cubanas Abdalá y Soberana. El país Azteca y Vietnam gestionan la compra de ambas vacunas sin esperar la aprobación de la OMS y otros organismos, que por política, ven a la isla antillana como un paria.

En Nicaragua hace falta una tregua. El gobierno, la oposición, medios de comunicación y toda la sociedad tienen que buscar un consenso para confrontar y vencer el coronavirus. Ese es el verdadero enemigo, que no entiende de identidades, y se lleva a la tumba a cualquier persona, sin tomar en cuenta su ideología.

 

* El autor es periodista nicaragüense y reside en Bakersfield, California, Estados Unidos.

 

Redacción Central
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