“Me gusta sentirme libre, libre para decidir lo que me gusta”, Marvin Lira, ejemplo de superación

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Con un gran espíritu de libertad y sobrevivencia, puedes observar a diario a Marvin Lira Canales mientras recorre las calles de Siuna montado en su cuadriciclo, ese vehículo que adora porque le ha regalado las mejores alegrías en su vida, nació con una mezcla de discapacidades, pero no han sido impedimento para que pueda “VIVIR”, estudiar y sonreír.

Si un día sientes que no puedes con tu vida, tienes que dialogar con Marvin, cuando decidimos hacerle este reportaje por ser un ejemplo de lucha, sobrevivencia, empoderamiento y alta autoestima, jamás imaginamos que con una sonrisa en su rostro nos charlara sobre sus mayores miedos durante su niñez, y adolescencia, además, de cómo ha logrado mantenerse con positivismo ante una sociedad tan cruel e injusta.

Todos somos personas

Al conversar con Marvin te das cuenta las dificultades que tuvo en su niñez para poder salir al mundo, y que fuese aceptado como una persona “normal”, y que pudieran comprender que lo que para otros es divertido como ir a la escuela, porque tienes la oportunidad de correr, hacer amigos y destacarte en tus estudios, para Marvin era un sacrificio, “porque había mucho desconocimiento de lo que significa ser una persona discapacitada”, contó.

No le gusta que le digan que tiene capacidades especiales, “no tenemos nada de especiales, solo necesitamos un poco de paciencia, porque al final todos somos personas”, explicó con detenimiento, añadiendo que, estar discapacitados no significa estar enfermos, sino que se necesitan más cuidados por la lentitud en la que realizan las labores, “yo me puedo cuidar solo, me baño, me voy al baño, me aseo los dientes, puedo comer, pero más despacio”.

Seguridades e inseguridades en la vida de la discapacidad

Lira expresó que a veces el poder superarse depende de las capacidades psicológicas que pongas en práctica en tu vida diaria, inclusive no puedes tener una discapacidad, pero las familias o la sociedad en general te impone inseguridades que al final la misma persona se cree como una realidad y eso afecta el crecimiento personal, “que te protejan está bien, que te ayuden, que te cuenten, que te lleven a tu casa un poquito del mundo que ellos conocen, pero cuando te tratan de sobreproteger es donde viene la enfermedad, y creemos que por ser discapacitados todo lo merecemos y nos volvemos groseros y malcriados”, destacó.

Una de las seguridades que ha logrado poner en práctica en su vida ha sido poder convivir con su discapacidad; con una sonrisa en sus labios Marvin, expresó que en ese momento se dio cuenta que hay un mundo por delante y que puede servir a la sociedad, recordó que cuando apenas era un pequeño y veía correr a los demás niños, pensaba que él algún día también lo lograría.

Sus años en la escuela fueron los más difíciles, maltratos y poca comprensión veía incluido en el programa de clases, “pasaron muchos años, fui a la escuela, ahí aprendí, pero no aprendí, porque la educación de aquellos tiempos no tenía el tacto para enseñar, entonces, me tocó convivir con un mundo bien injusto, niños que me maltrataban porque era diferente”, relató.

Con el pasar de los años, entendió que los maltratos de niños que ignoraban su padecimiento, no truncarían sus sueños y a sus 18 años decidió regresar a la escuela, “cuando me sentí preparado, y como nunca perdí la esperanza de ir a la escuela, porque me gustaba, fui y aprendí a leer”, refirió.

Su desempeño en servir a la sociedad

Actualmente Marvin tiene una forma de poder ganar su propio dinero, aunque él lo denomina como una forma de entretenerse, considera que esa labor ha cambiado su vida, porque se siente útil, además brinda un servicio a personas que necesitan de su ayuda para poder resolver algún asunto y puede hacerlo de la mejor manera realizando “sus mandados”.

Su medio de transporte antes de que colaboraran para comprarse el cuadriciclo

“Yo lo veo divertido, imagínate a quien le dan dinero solo por manejar su moto, caminar, conocer y de paso servirle a alguien que necesita un mandado, que necesita llevar algo, si es un trabajo, pero lo más importante es lo que yo me llevo, lo más importante es cómo me veo, como me siento (le doy sentido a la vida)”, resaltó.

Considera que se siente realizado, porque ha logrado que la sociedad siuneña sienta respeto por su persona, y por lo que hace “Marvin Lira es el producto del entorno de amigos que tiene”, pronunció.

Una mezcla de discapacidades

Marvin nació con una mezcla de discapacidades, entre ellas, la físico motora, que tiene que ver con la movilidad de los miembros inferiores, además discapacidad motora fina, es decir, que no puede mantener en sus manos objetos muy finos, como agujas, entre otros, “mi cuerpo tuvo que modificarse y volverse fuerte, en ese proceso para poderse mover, tuvo que perder la capacidad de agarrar cosas finas”, explicó.

Además, tiene hipoxia cerebral, “que quiere decir que te vuelves más lento por falta de oxígeno en el cerebro, pero viéndolo de la parte bonita, uno aprende a vivir, el cerebro están perfecto que si le cortas un camino, el hace otro, con el tiempo, no te digo que inmediatamente”, dijo, poniendo como ejemplo su forma cuidadosa de manejar el cuadriciclo, también tiene parálisis, “no tengo mucha expresión cuando me río”, señaló.

Finalmente, Marvin nos enseñó una gran lección de vida, y es que invita a las demás personas que tienen alguna discapacidad a aceptarse tal y como son, y que no permitan llegar hacer una carga para la sociedad, “como mis discapacidades son de nacimiento, por eso se me hizo fácil aceptarme como soy, porque yo nunca he caminado, no existe el ponerme en dos pies y caminar uno detrás del otro, no hay manera, en mi cerebro no existe, y para mi bajarme de la moto y caminar como bebé grande es normal, es parte de la vida”, exaltó Lira.

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