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Las colas para recibir comida, mascarillas y jabón se han extendido a lo largo de varios kilómetros. Unas 11.000 familias, según organizaciones humanitarias, han esperado pacientemente al aire libre en una fila de enormes dimensiones a las afueras de Pretoria, la capital de Sudáfrica. Algunos habían llegado a las cuatro de la mañana. «Todas esas personas tienen hambre», decía Yusuf Abramjee, uno de los coordinadores, a la agencia Reuters.
El presidente del país, Cyril Ramaphosa, ha recibido elogios por algunos gestos para aliviar el impacto de la crisis del coronavirus entre los sectores vulnerables de la población. Ha destinado, por ejemplo, dos millones y medio de euros a subsidios sociales para los más pobres.
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