Gerardo Olivas: 31 años regulando el tiempo en Siuna

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Sentado detrás de su escritorio, con sus herramientas en la cabeza y manos, don Gerardo Olivas Hernández, de 62 años de edad, espera a los posibles clientes en su tramo ubicado en el Mercado municipal de Siuna, que lo buscan para que les ayude a regular el tiempo, labor de relojero que realiza desde hace 31 años.

Olivas Hernández es originario de la ciudad de las Brumas Jinotega, sin embargo, habita en Las Minas desde hace muchísimos años, nació un 16 de octubre del año 1959, con mucha nostalgia recordó que desde 1984 hasta 1989 trabajó como locutor de la Radio Tasba Pri ubicada en el municipio de Rosita.

Espíritu de luchador y ganas de superación

Don Gerardo se define como una persona luchadora, a la edad de cinco años tuvo una enfermedad conocida como poliomielitis o polio, que afecta específicamente la médula espinal, dejando en condiciones inválidas a las personas que han tenido este padecimiento, a pesar de ello, se ha enfrentado a la vida, sin obstáculos y pretextos, desde muy joven ha trabajado para el sustento familiar, “trabajé dos años en la construcción del puente de Kukalaya, trabajé como bodeguero, después de eso me vine a trabajar a la radio”, contó.

Todos los días desde horas muy tempranas, toma sus muletas, aborda un taxi y se traslada hasta el mercado, donde es conocido por su popular labor, componer todos aquellos relojes que han dejado de funcionar, aunque la tecnología ha cambiado el sentido de ver la hora, ya que se puede conocer el tiempo a través de los celulares, don Gerardo manifestó que siempre he buscado sobre todo por la gente del campo para que les arregle sus relojes.

Aunque sus sueños era tener una carrera en el área de finanzas, nunca le fue posible cumplirlo por problemas económicos, “yo aspiraba ser un contador o administrador de empresas porque en ese tiempo los chinos ocupaban muchos (…); me ha gustado mucho la matemática”, relató.

Ser buena persona y un gran relojero lo transmite desde el corazón

Olivas pasó un curso para ejercer la profesión de relojero, durante su adolescencia fue enviado por su padre a una escuela en Estelí donde estudió durante tres años para que pudiera aprender ese oficio, labor que llegó a ejercer con mucha dedicación hasta 1990 en la ciudad de Siuna.

Para don Gerardo lo más difícil del trabajo es cuando se trata de aparatos digitales, con respecto a los relojes mecánicos es cuestión de práctica, para que pueda darle un buen uso a la labor, “ahora la tecnología está sacando unos relojes que tienen 700 claves, 700 códigos y esos 700 códigos para arreglárselos hay que saber mucho de programación, el resto no, los relojes mecánicos, automáticos, de cuerda, no requieren de mucha ciencia”, explicó con detenimiento el relojero de antaño.

Con exactitud recordó que un 02 de marzo de 1990 inició a brindar el servicio de relojería en el tramo donde se encuentra actualmente, siendo uno de los tramos más antiguos y que se encuentran ubicados en la salida hacia Waslala, “cuando yo vine a este lado, solo éramos tres (tramos), le pagamos a un señor para que nos mantuviera limpio y nos cuidara, ahora todo es diferente”, expresó Gerardo.

El precio de arreglo, va en dependencia del daño que manifieste el reloj, “hay trabajos que cuestan 20 córdobas, otros 10, lo máximo 510, eso va dependiendo la pieza que se le daña a un reloj, lo más común es poner batería, poner fajas”, detalló.

Seguro de sí mismo

El tema de las competencias, no es un problema para don Gerardo, pues aseguró que la gente lo prefiere, “en todos estos años, la gente me conoce, como yo trato a uno de la ciudad, como a uno del campo, tengo más clientela del campo, que de la ciudad”, mencionó Olivas.

No tuvo la dicha de ser padre, pero creció con amor y cariño a sus sobrinas, unas gemelas que desde muy pequeñas perdieron a su padre, hermano de don Gerardo, actualmente, son profesionistas, una estudió Administración de Empresas y la otra Ingeniería en Sistemas.

Finalmente, Olivas Hernández expresó que a la juventud se le debe inculcar buenos valores, “por muy pobre que seas no se debe dejar llevar a los vicios, no dejarse llevar a la vagancia, sino que como ciudadano que somos, dedicarnos al trabajo y sacar adelante nuestro municipio, muchos discapacitados tenemos la posibilidad de trabajar”, opinó.

“Estar incapacitado de mis pies no me impide en lo absoluto, en nada, en desarrollarme ante la sociedad”, culminó diciendo el relojero.

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