Estudiante de medicina demuestra compromiso con las comunidades indígenas

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Ricky Pineda estudiante de medicina del Campus Médico San Lucas de UCATSE Estelí, es admirado en las comunidades indígenas por su gran compromiso social que ha demostrado.

Este generoso estudiante dejó su comunidad  y su familia  por ir tras un sueño: convertirse en el primer médico Mayangna de Amak, pero su identidad cultural y sus raíces van con él y regresan a su tierra para llevar esperanza e inspiración a los niños y niñas  indígenas del Caribe Norte de Nicaragua.

Ayudó a construir vivienda a familias afectadas

Con el paso de los huracanes la comunidad Amak del territorio indígena Mayagna Sauni Bu, en la reserva Biósfera de Bosawás, fue una de las zonas muy afectadas por el huracán, de cuyas pérdidas aún no se recuperan los habitantes.

En dicho territorio desde siempre se viven extremas situaciones de pobreza y los fenómenos naturales agravaron sus condiciones, por lo que el estudiante, decidió impulsar una campaña de recaudación para lograr construir una vivienda para doña Marlene Alvarado Bucardo y su familia, puesto que durante el huracán perdieron absolutamente todo.

La iniciativa ya fue concluida y se logró con éxito la meta de brindar un nuevo hogar a esta humilde familia en la que habitan; la ancianita Marlene Alvarado Bucardo, quien tiene a su cargo 5 huérfanos: 3 de ellos son niños y 2 adolescentes.

Para lograr su propósito, Ricky contó con el apoyo de amigos y personas solidarias de diferentes partes del país, así como del extranjero, logrando recaudar 22 mil córdobas, con lo que pese a ser una cantidad pequeña para la construcción de una casa, se logró el objetivo, contando además con mano de obra voluntaria de familiares del altruista estudiante.

Sigue luchando contra todo por sus sueños

Desde los 7 años Ricky supo que quería estudiar la secundaria y a los 12 años abandonó su hogar y estudio en San José de Bocay, aprendió a hablar español y trabajó para mantener sus estudios, las amistades de sus padres solo podían garantizarle alojamiento.

Trabajo como  jardinero, como profesor para sus compañeros que deseaban aprender su primera lengua: Mayangna. Lo hizo para ganarse unos pesos y completó su bachillerato, siendo el mejor de su clase.  Quería ser sacerdote pero no contó con la aprobación de sus padres.

Posteriormente se inscribió para hacer examen de admisión en la UNAN -Managua y estudiar enfermería, ser médico era demasiado para él y se conformaba con el plan de ayudar a su comunidad golpeada tantas veces por la naturaleza.

Ricky debía viajar 9 horas en bote y en esa semana no hubo suficientes pasajeros y perdió la oportunidad de presentar el examen. Un amigo le habló de una universidad en Estelí, viajó dos días y fue becado para estudiar Medicina Humana, manteniendo  su buen rendimiento académico.

El estudiante manifiesta en todo momento  lo que desea hacer para  su comunidad, está a punto de graduarse y aunque lograr sus sueños le ha costado sacrificios cada año vuelve a su tierra para llevar alegría y esperanza a estos pueblos marginados.

Desde noviembre a enero recogió ayuda humanitaria y personalmente se encargó de entregar a las 19  comunidades Mayangnas arrasadas por los huracanes Eta y Iota.

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