Entre la necesidad, el servicio y la fe – Doña Francisca Olivas- la partera con más de 40 años al servicio comunitario

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La necesidad de cuidar la vida, representada en la parturienta y su hijo por nacer, fueron grandes motivos para que la señora Francisca Oliva Lanza, asumiera la noble labor de partera tradicional.

Doña Francisca, tiene 62 años de edad, es madre de nueve hijos, entre ellos cuatro varones y cinco mujeres, es originaria del municipio de Estelí en el pacífico del país, sin embargo, debido a que sus padres trabajaban como cuidadores de fincas se vio obligada a viajar a distintas partes de Nicaragua durante su infancia.

A la edad de 13 años se une a su actual esposo y años más tarde, deciden emprender el viaje a la Costa Caribe, ubicándose en la comunidad Waslalita Iyas El Naranjo, jurisdicción del municipio de Waslala Costa Caribe Norte.

Necesidad y servicio en medio de la guerra

Doña Francisca inicio con su noble labor de partera comunitaria en el año 1980 a la edad de 21 años,  justo cuando el país se encontraba en plena guerra “inicie como partera por necesidad, por servicio y por fe en Dios, aun estando en guerra, sabía que debía ayudar  a las mujeres” narra doña Francisca.

Con mucha satisfacción la partera cuenta que el primer parto que atendió fue el de la mujer de un militar “recuerdo ese día como si fuera hoy, yo estaba nerviosa, jamás había atendido una mujer en el parto, aunque tenía un poco de experiencia” relata con alegría.

Para doña Francisca acompañar a las mujeres en tiempo de guerra era muy difícil “temía que me ocurriera algo cuando salía de noche, en este trabajo se tiene que actuar a cualquier hora” expresa con valentía.

Se consagra como partera comunitaria y viaja a la comunidad El Hormiguero, ubicada a 20 kilómetros del municipio de Siuna, donde actualmente prosigue su labor humanitaria y ahí se convierte en la partera del pueblo.

Con una sonrisa compara su vida con la de un apostador  adicto al juego  “por mi voluntad y por necesidad, con la más pura fe en Dios,  inicie este camino, y cuando inicias a servir no te detienes, siempre hay una mujer que me necesita al momento de su parto y eso es lo que a mí me encanta” expresa con una emotiva sonrisa en su rostro.

Esperanza de vida para muchas mujeres en el campo

Valentía inquebrantable

Durante más de  40 años  ha atendido a mujeres de distintos municipios de la Costa Caribe y no le teme a nada “no le temo atender un parto, siento que Dios me escogió para servirle a través de las personas que atiendo” señala con emoción.

Relata que los partos que ha atendido son incontables, pues, perdió la cuenta debido a la gran cantidad de parturientas con las que ha visto nacer tantos rostros que hoy le sonríen al pasar “no tengo cuenta de cuantos partos he atendido, solo podría asegurar que ya los niños que he visto nacer tienen su propia familia y cuando me ven en la calle, me dicen;  adiós doña Chica y me sonríen, seguramente saben que los vi nacer” manifiesta con satisfacción.

Los partos más complicados        

Desde su amplia experiencia como partera doña Francisca asegura que todos los partos que ha atendido han salido bien “yo creo que Dios me eligió para hacer esto, todas las mujeres que he atendido, ninguna ha tenido complicaciones, yo me encargo de darles fuerzas, ánimos, para que den a luz y no se complique el parto” expresa la partera.

No creo en los mitos, creo en Dios  y en mi trabajo

Existen mitos que cuando los niños son gemelos se complican o que cuando vienen de lado o de pie “en mi larga vida como partera he atendido varios casos así y no es nada anormal, simplemente nosotros mismo creamos mitos o miedos que pueden afectar a una mujer si les hace caso” asegura doña Francisca.

Confiando en sus largos años de trabajo,  doña francisca relata que lo más complicado es que el niño o niña nazca de pies “una vez se me dio un caso, yo no alarme a la madre, si no que le ayude con ánimos, al sacarle los pies al niño lo más difícil es que salga de la cintura, sin embargo cuando uno tiene experiencia sabe cómo hacer para que  el niño nazca con facilidad” detalla la prodigiosa partera.

Esta partera comunitaria asegura que lo más peligroso  ante un parto es cuando la mujer tiene hemorragia “he tenido en varias ocasiones ese problema, pero, como trabajo con medicina tradicional, le preparo una toma de romero, cilantro, manzanilla, esencia y se le puede agregar un trocito de cascara del coco, se le da una toma y problema resuelto” asegura.

Parto casero y parto hospitalario

Era común atender partos en la casa, muchas mujeres optan por esta práctica, pues les resulta menos complicada, no salen de casa y algunas de ellas han dado a luz todos sus hijos sin necesidad de ir a un centro de salud.

Sin embargo doña Francisca expresa que desde hace varios años el Ministerio de Salud en charlas y capacitaciones, han orientado no atender a mujeres en casa, en todos los casos para no poner el riesgo la vida de la parturienta.

“En mi casa tengo un cuarto donde he ayudado a parir a varias mujeres, ahí las parteo, se están ocho días y después se van, pero la situación ha cambiado y desde hace mucho tiempo deje de hacerlo, vivo cerca del centro de salud y los doctores me permiten acompañar al momento del parto a las mujeres que me buscan” cuenta la partera.

Anécdotas en su largo camino de servicio

Doña Francisca cuenta que le han pasado muchas cosas, entre ellas, no tener horario de servicio, sale y entra de casa a cualquier hora.

Una vez me llegaron a traer  a las 12 de la noche, recuerdo que estaba una luna clara como el día, resulto que era más de dos horas de camino a caballo, me llevaron y después no me trajeron de regreso, esa vez me sentí mal porque no debía ser así, en ocasiones uno sirve y de alguna forma también se debe ser agradecido y ayudar para el regreso, narra doña Francisca entre risas.

Doña Francisca en intercambio de experiencias

40 años de trabajo por amor y voluntario

La humilde partera que ha visto nacer cantidades de niños y niñas, nunca ha cobrado por sus servicio “cuando ayudo a una persona no acostumbro cobrar, todo queda a la voluntad de la gente, a veces me dan 100 o 200 córdobas y yo me conformo con eso” dice doña Chica.

Problemas de salud que le ha ocasionado su trabajo

Las más de cuatro décadas de trabajo voluntario de esta mujer, se ven reflejados en su rostro, envejecido, pero con una fuerza de voluntad igual de cuando atendió el primer parto a los 21 años de edad.

“Nací para servir, para eso Dios me trajo aquí, pero ya los años y las enfermedades me empiezan a pasar factura” relata con rostro de aflicción.

La partera que sin condiciones ayuda, cuenta que tiene problemas en la vista “no me han asegurado ningún trabajo, el servicio comunitario no es remunerado y yo siempre necesito de mis cosas, tengo una familia a cargo y espero un día me puedan dar una ayuda para operarme la vista, para ayudar a mi familia  y darle una mejor vida” cuenta con emoción.

Partera y médica tradicional

Aparte de ser la partera número uno de la zona, doña Francisca ayuda a las personas con cualquier tipo de enfermedad “me busca la gente para que les haga remedios naturales para las enfermedades y con gusto les ayudo, además, ayudo con distintas enfermedades que presentan los niños y niñas” es también parte de mis dones, expresa muy feliz.

Jamás me retirare

Con la valentía de un guerrero doña Francisca manifiesta que no le ha pasado por la mente en ningún momento su retiro “Dios me dio este don de partera, no todos lo hacen, no me voy a jubilar de este trabajo nunca, quiero morir ayudando a los demás, como lo que soy una partera al servicio de mi comunidad, como doña Francisca Oliva Lanza, la partera del pueblo”.

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